Cultura

Mosaico de literatura brasileña: ¿Cuántas vidas tiene un pez?

"Só, com peixes" (Sola, con peces), Adriane Garcia propone un mundo submarino híbrido en donde reina la desolación, el escepticismo, la resiliencia.

por Agustín Arosteguy

(desde Brasil)

Partiendo de la base de que el gato tiene nueve vidas y que adora alimentarse de peces/pescados, todo indica que como mínimo los peces duplican esa cifra. Me resulta curioso que una poeta desee reflejar la soledad, expresar la voluntad de permanecer sola a través de la figura del pez/pescado. En lo personal, la primera imagen que los peces/pescados me transmiten es la de vulnerabilidad, de morir, como dice el refrán, por la boca, de inevitablemente tornarse, en un futuro próximo, más pescados que peces.

Tal vez éste sea el temor que Adriane Garcia plasmó en el libro. Porque cae de maduro que existen seres que cultivan un amor heliotrópico por las plantas, por las aves, por las piedras. Adriane, en su caso, posee un lazo heliotrópico con los peces, en particular y con todas las criaturas marinas, en general. Su último libro, “Só, com peixes” (Sola, con peces) propone un mundo submarino híbrido en donde reina la desolación, el escepticismo, la resiliencia.

Cada poema traza el apocalipsis submarino en que se han convertido las ciudades, el mundo terrestre, la faz de la tierra. En algún punto, ese puñado de poemas me pareció un intento de llamar nuestra atención sobre el peligro inminente que corremos como seres humanos de ser cada vez más pez-cados y menos peces.

Es en ese desdoblamiento, que el ser humano acaba siendo el lobo de sí mismo. Pero quizás todo esto sea nomás un divague con intenciones poéticas y que Adriane tan solo nos quiso mostrar cómo sería su vida como mujer-pez, mujer-sirena, mujer-anfibio. En fin, lo que sucedería si ella y todos nosotros reencarnásemos como animales marinos.

– ¿Cómo pensás que tu trayectoria/experiencia en el teatro influenció en tu escritura poética? ¿Te parece posible algún día volver a escribir dramaturgia?

– Creo que tiene una influencia enorme. Muchas veces pienso sobre eso. El teatro da una soltura y muestra la diversidad de formas con que se puede expresar algo. Vos tenés opciones que van del realismo a lo más ordinario, de la comedia dell´arte al teatro del absurdo. Se pueden realizar trabajos con el cuerpo que van de lo refrenado a los juegos con equilibrios precarios y de lujo, ¡se puede usar la voz de maneras muy creativas, variando el timbre, el tono, volumen, color! Además, el teatro enseña que toda experiencia puede ser útil y que puede convertirse en materia. Muchas veces me preguntan sobre mi eclecticismo temático, y creo que viene mucho de tener una mirada atenta para todo. Hay una relación de aprovechamiento amplio del teatro con la espacialidad, el teatro hace que estemos realmente habitando el espacio. Pero lo más importante de todo, pienso que es el ejercicio del teatro que hace que nuestro censor no tenga más tanto miedo del ridículo. En relación a volver a escribir dramaturgia, es justo lo que estoy escribiendo estos días. Una idea que me ronda hace años y que estoy escribiendo para que me deje en paz.

– Pensando en libros temáticos que leí, recuerdo de dos: “20 poemas para ser leídos en el tranvía” de Oliveiro Girondo y el clásico “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda. Y recordando también los álbumes temáticos de Pink Floyd, de Genesis, entre tantos otros, ¿vos pensás que hacer hoy en día libros temáticos es retro o es una nueva forma de ser contemporáneo?

– Yo me acuerdo de pocos libros temáticos. Está mi anterior “Fábulas para adulto perder el sueño” y, claro, muchos más que no me acuerdo ahora y también otros que no conozco. De todas formas, viendo la producción contemporánea, no pienso que los libros temáticos sea un camino común. La verdad, nunca pensé sobre esto, si es retro o si es una forma de ser contemporáneo; para mí es más una necesidad de agotamiento. Yo soy muy obsesiva y cuando algo me incomoda le gano por cansancio (risas). De esta forma, comienzo a hablar de algo (y yo hablo mucho, soy habladora) y solo paro cuando ni yo mismo consigo escuchar más sobre aquello. Por supuesto que esta forma de hablar la volqué a la escritura (o nadie soportaría quedarse cerca de mí). También no es todo lo que escribo que coloco en un libro. Este, “Sola, con peces”, tenía más de cien poemas sobre el tema y fui secando hasta quedarme con los que yo consideraba dignos de ser apreciados de manera artística. Es cierto, que las lecturas de mi “lectora de prueba”, la escritora Betzaida Mata y de la editora Karla Melo, fueron cruciales para indicarme que iba en el camino correcto de un libro fluido. Me gustan los libros fluidos, sobre todo los acuáticos.

– Me gustaría de saber ¿cuál es tu relación con el agua, con los peces, las sirenas, los tiburones y el resto del mundo marino? ¿Vos pensás que fuiste en una vida pasada algún ser marino? ¿Cuál?

– Mi relación es con el agua, pero, antes, me parece que es con el pez. El silencio de los peces es algo que me fascina, es un deseo, es casi un llamamiento imposible: yo, que hablo tanto, gustaría de ser silenciosa como los peces. Y me gustaría inmensamente que el mundo fuese más silencioso. Siempre me sentí cómoda en el agua, hasta el agua de la ducha es un calmante absoluto para los dolores y el cansancio. En el mar, a pesar del agua ser viscosa por la sal, yo me siento en casa; creo que me remonta al origen mismo, al útero, al principio. Suelo extrañar el lugar primordial. El agua es algún pedazo inequívoco de ese lugar. En relación a los seres del agua, inclusive los de fantasía, yo los tengo como una riqueza infinita. En ningún hábitat los colores me parecen tan vigorosos cuanto en la fauna y la flora oceánicas. Nunca pensé si fui marina en alguna vida pasada, pero si fuese por Lavoisier, es muy posible que algunos átomos que hoy me constituyen hayan sido átomos de peces. Si yo fuese uno de estos animales, sería una morena.

– Después de leer tu libro, percibí que hay un trabajo bien cuidado sobre el lenguaje, una reflexión sobre el lugar que cada palabra ocupa. Ese lenguaje contenido, casi hermético, hizo que sintiese que cada poema funciona como una bomba de tiempo, listos para explotar en diferentes momentos a lo largo de la lectura. Pero se trata de bombas especiales, que no lastiman, sino que alertan al ser humano de su necedad, de que su visión del mundo está equivocada. ¿Cuál fue el motivo que te llevó a escribir este libro? ¿De dónde vino la inspiración?

– ¡Sí! Después de este proceso de escrita, que tiene que ver con mi obsesión, mi malestar cuando aún no es poesía, yo veo lo que posee condición de proseguir como arte y allí, intento un trabajo que ya no es más inspiración ni intuición. Ahí ya es un trabajo con el lenguaje. En este libro, especialmente, quise cortar excesos en el uso de la primera persona y también estuve atenta a los versos que repetían lugares comunes. A pesar de ser un libro que, naturalmente, parte de mi experiencia personal y de mi mirada, no quise que el fuese confesional. Quería que continuase delicado y con musicalidad (tenía acabado de releer bastante la obra de Cecilia Meireles), pero que tuviese una contundencia en lo que afirma y hasta en el modo de afirmar. Mi regla es siempre sacar. Si una palabra no acrecienta nada, entonces no me sirve. La corto. Y lo mismo con el verso, con la estrofa y hasta con el poema. Lo que me llevó a escribirlo fueron las ganas inmensas de quedarme sola e inmersa en el silencio. La inspiración vino de esta frustración de que casi no hay silencio en el mundo, excepto debajo del agua, encima de las nubes, en lo imaginado o en la muerte.

– Me pasó algo curioso con el título. Primero, me llamó la atención no encontrar poema con ese título y, segundo, tal vez sea un berretín mío, pero me vino el siguiente pensamiento: solo, con peces. Un mundo solo con ellos es una utopía. El ser humano es tan egocéntrico que dudo que deje otro ser en la tierra que no sea él. Pero, qué sucederá cuando ellos (los peces) ya no estén. Es decir, cuando el ser humano consiga exterminarlos… Contame sobre ese título entre enigmático y sugerente.

– Es interesante tu pensamiento, de que el hombre quedará solo, consigo mismo (risas). Solo con hombres. Los peces son cruciales en la cadena alimenticia y en el equilibro de las aguas. Cuando el hombre mate todos los peces, acabará antes con los mares, los ríos, lagos y lagunas, como hizo ahora el barro de la empresa mineradora Samarco, que mató el Río Doce y que llegó al mar de los estados de Espíritu Santo y de Bahía. Las autoridades no toman las providencias que deberían. Y destruir ríos y peces, equivale a destruirnos como raza. Cuando vos no punís a un criminoso, pudiendo hacerlo, vos estás (al menos moralmente, lo que no es poco), pactando con su crimen y con los próximos que él pueda llegar a cometer. En fin, el libro no tiene en ningún momento alguna intención “ecológica”, pero eso también permea el libro en la medida en que los poemas cuestionan al pez-hombre y coloca a este animal, al pez, en una situación de cohabitación. Sola, con peces es diferente a Sola con peces. La coma es primordial para el título. Es una coma para ser percibida también en el silencio. En la prisa, las personas pierdan las comas.

– Quiero saber sobre tu proceso creativo. ¿Tuvo mucha investigación? ¿Cómo y cuándo escribiste los poemas? ¿Y cómo pensaste el nombre y el orden de los poemas?

– Sí, investigué un poco sobre peces, quise entender su fisiología, leí algunos artículos sobre pesca submarina, asistí a documentales y programas interesantes sobre peces voladores, peces piedra, especulación de la existencia de sirenas. Me gusta mucho estudiar, entonces es casi natural cuando me intereso por un tema buscar más fuentes. También estuve en el Oceanario de Lisboa y fui muchas veces al acuario de la Fundación Zoo botánica de Belo Horizonte. Muchos poemas fueron escritos en esos dos lugares. Me gustan los peces de río, que no son coloridos o translúcidos como los de mar. Son más oscuros. El nombre del libro surgió muy fácil, antes aún de tener la mayoría de los poemas. El orden de los poemas siempre lo decido colocándome en el lugar del lector. Claro que solo puedo evaluar eso a partir de la lectora que soy. Entonces, por ejemplo, sabiendo que es un libro temático, no puedo cansar al lector con una serie larga de poemas que versan sobre lo mismo (eso me cansa). Así, fui equilibrando, intentando ir de poemas que hablaban del agua, de peces, del hombre, de manera más universal y filosófica hasta pasar a los poemas que hablaban sobre el amor en metáfora de acuario, de los peces abisales, de los pescadores submarinos y sus arpones, de la violencia del mundo y de la inadecuación de los seres que lidian con la fantasía, como las sirenas o los exiliados de la Atlántida. Después, fue un poco las ganas de soledad y algún recuerdo de infancia.

– ¡¿Cómo consiguieron esa portada sensacional?! Intenté saber más sobre Gorbash Varvara y solo encontré que vive en Bali, Indonesia. ¿Ella sabe que un libro en Brasil tiene su dibujo en la portada?

– Yo creo que ella ya sabe, pues fue comprada por una empresa representante de la Confraria do Vento. La historia de esa portada es increíble. Ya era la cuarta opción. La editorial Confraria do Vento, además de ser una Casa extremadamente competente, es famosa por sus lindísimas portadas. Y ellos no tienen ninguna dificultad con eso, pero con la portada de Sola, con peces, siempre algo no cerraba. O no gustaba, o no se encontraba al autor de la imagen. Hubo un caso que, después de decidirnos por ella, los editores descubrieron que ya había sido utilizada en un libro de un escritor árabe, y la Confraria no usa portadas repetidas. Por último, con el tiempo ya encima, Márcio-André propuso esta maravilla. Cerramos al toque.

– Vos sos una autora que posee bastante presencia en la internet, sobre todo, en facebook. ¿Cuál es tu relación con la web? ¿Cómo pensás/organizás la difusión de tu obra en facebook, por ejemplo? ¿El blog murió?

– Sí, yo publico bastante en facebook. Ya publique más pero hoy publico menos. Me parece que son fases. En épocas más sensibles es ruido excesivo y doy una pausa. El facebook es un arma de doble filo. Así como divulga tu obra, también puede entorpecer y dificultar esa tarea. Encontrar esa línea de separación es muy difícil. El mecanismo de intercambio es tanto benéfico como maléfico, y pienso que es maléfico cuando deja de ser sincero. Además, al mismo tiempo que te coloca en contacto con personas talentosas, interesantes, reflexivas, que contribuyen para un diálogo, también encontrás personas muy mal intencionadas, alpinistas literarios capaces de tornar el ambiente bien irrespirable, mil disparates, mil retratos de una sociedad en franco deterioro, discusiones políticas ineficaces y ofensivas, pensamientos superficiales y predisposición a la agresividad. No son todos los días que conseguimos digerir este alimento, ¿no te parece? Entonces, es algo sobre lo cual pienso constantemente, así como también mi forma de reaccionar. En cuanto al blog, no me parece que murió; me parece que es un ermitaño en lo alto de la montaña, es un lugar silencioso que me gusta mucho. Lo visitan pocas personas, en general las que están en verdad interesadas.

– Según tu experiencia, ¿qué relación existe entre tu lector virtual y tu lector real?

– Ahhh, muchos de mis lectores “virtuales” son los “reales”. Me parece que conseguí construir una buena relación con mi lector porque es una relación sincera. Por supuesto, que sé que no todos gustan o comentan mis publicaciones en la red social, y que también pasa lo mismo con los que leyeron un libro mío. Pero muchos leen mis libros. Con muchos tengo una interlocución óptima, les gusta lo que escribo, porque les dice algo. Yo lo tengo bien claro: continuaré escribiendo independiente de todo eso. En las redes sociales hay varios tipos de interés, que van de la carencia personal al intercambio de favores. Pero para mí está clarísimo que no estoy allí para satisfacer carencias personales y ni para intercambiar favores. Si gusto de algo, lo promuevo, hasta donde puedo, aunque no sea mucho. Si no me gusta, paso de largo, sin importar quién sea el autor. Tengo pavor de corrupción. Para mí, fingir algo para conseguir ventajas es una forma de corrupción. El ambiente literario está lleno de esta corrupción. Mi país está lleno de corrupción. Veo que las personas están cada vez más radicales. Pero con lo que ellas deberían ser radicales es con la corrupción.

– Por último, ¿vos tenés algún poema/libro publicado en la Argentina?

– No, no. Y me parece un honor y una alegría poder alcanzar algún día más personas con aquello que escribimos.

¿Quién es?

Adriane Garcia (Belo Horizonte, 1973) es poeta, escritora y actriz. Se graduó en Historia en la Universidad Federal de Minas Gerais y se especializó en Arte Educación en la Universidad Estatal de Minas Gerais. Su primer libro, “Fábulas para adulto perder o sono” ganó el Premio Paraná de Literatura en 2013. En 2014 publicó el libro “O nome do mundo” e integra el blog Escritoras Suicidas.

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